domingo, 2 de septiembre de 2007

Cambio Climático: los consumidores debemos comenzar a actuar

"Los consumidores pueden ayudar a frenar el calentamiento global", dijo Stephen Green (experto británico) durante las Jornadas Argentino-Británicas sobre Cambio Climático que se llevaron a cabo en la Embajada Británica de Buenos Aires en agosto de 2007. Señaló que los hogares generan el 25 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono y que las inversiones para estabilizar el calentamiento global equivalen al 1% del PBI mundial, contra entre un 5 y un 20% que costarían las pérdidas del efecto invernadero si no se hace nada.

Durante las Jornadas se presentó oficialmente el llamado "Informe Stern" presentado en Mairobi (Kenya) en noviembre de 2006, durante el duodécimo período de sesiones de las partes contratantes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la segunda reunión de las partes contratantes del Protocolo de Kyoto.

En su informe, Stern sostiene que actuar ahora para reducir las emanaciones de carbono representa un costo, por única vez, de 1% de la producción económica global para el año 2050, que equivaldría a la suma de u$s 651.000 millones de dólares en la actualidad. Pero el costo de continuar con las políticas actuales sería mucho mayor en el largo plazo ya que la temperatura podría subir hasta cinco grados centígrados en los próximos 100 años. Se calcula que podría provocar pérdidas de entre el 5 y el 20% del PBI global.

En octubre de 2006 el Gobierno del Reino Unido publicó el Informe Stern, un análisis sobre la economía del cambio climático. Dicho análisis identifica la prevención de la deforestación como uno de los cuatro "elementos principales" de los marcos de acción futuros en el contexto del cambio climático. Destaca también que prácticamente un quinto de las emisiones anuales totales de gases de efecto invernadero provienen de las prácticas de deforestación. Puesto en perspectiva, esta cifra es mayor a la proveniente del sector de transporte.

El informe concluye que la reducción de las emisiones como resultado de una menor deforestación, no implicaría mayores costos económicos. Según un estudio comisionado por dicho informe acerca de los ocho países responsables del 70 por ciento de las emisiones por cambios de uso de la tierra, el costo de oportunidad del ingreso de usos alternativos de la tierra estaría alrededor de los U$S 5-10 mil millones anuales, si se lograra detener toda la deforestación. Esto significa, en promedio, algo tan pequeño como U$S 1-2 por tonelada de emisiones de CO2 evitada, comparado con costos por unidad hasta 30 veces mayores por reducir emisiones de combustibles fósiles.

Otro motivo por el que el informe considera atractiva la estrategia de detener la deforestación para reducir las emisiones, es que no es necesario desarrollar nuevas tecnologías. No obstante, reconoce que para poder obtener los beneficios climáticos de la "deforestación evitada", se deberán superar "importantes desafíos a nivel institucional y de políticas públicas". Dichos desafíos incluyen la clarificación de derechos de propiedad relacionados con el bosque, el fortalecimiento de la aplicación de la ley y la superación de sistemas consolidados de intereses particulares. El éxito dependería también de la creación de incentivos que reflejen las preocupaciones locales y minimicen los costos de certificación y transacción, que generalmente requieren de proyectos de gran escala y excluyen a pequeños y medianos productores.

Si bien es auspicioso que los participantes de los debates climáticos tomen en cuenta los temas forestales, quienes trabajan en el sector saben bien que las "tecnologías" necesarias para enfrentar esos desafíos institucionales y políticos son complejas, discutibles y, sin lugar a dudas, tienen un costo económico y social. Por lo tanto, corresponde proporcionar la mejor información y el mejor análisis posible para enfrentar las causas de la deforestación, como así también utilizar los recursos forestales al servicio de las energías renovables y la adaptación al cambio climático, de forma que sean eficientes, eficaces y -lo más importante- justas.

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