Simultáneamente se reunían en París los ministros de Agricultura del G20 y una de las cuestiones que se plantearon fue el impacto del uso de los granos como sustituto del petróleo en la actual “crisis” alimentaria que atraviesa el planeta. Y un periodista británico en el simposio de Alltech en Lexington, Kentucky decía que “quemar el maíz es una decisión estúpida”.
En el artículo que citamos más abajo sostienen que esa decisión puede ser tan estúpida como usarlo para producir cerveza, whisky, foie gras o salmón del Pacífico. O jamón de Parma. O queso cheddar para un Big Mac, que también está hecho con carne producida con maíz. Y que en el combo sale con coca cola endulzada con jarabe de fructosa. O los caramelos que nacen en un maizal y mueren en las panzas de millones de chicos (y grandes) de todo el mundo.

¿Será también estúpido usar el almidón de maíz para revestir pozos petroleros, el principal destino actual de este derivado del gran cereal americano?.
Al final del día, lo que va para consumo humano directo es una gota en el océano. ¿Cuánta polenta, cuanto choclo, cuánto cereal de desayuno consume la humanidad? El 80% del maíz como alimento es para los animales, que aprovechan sólo el 10% (el resto se bostea o se disipa por respiración).
No puede negarse el impacto del uso del maíz en los precios agrícolas, si bien lo que se está usando para este destino es menos del 5% de la producción mundial y no alcanza a cubrir el 1% de la tierra agrícola del planeta, lo concreto es que han desaparecido los grandes excedentes que dominaron durante años el panorama del maíz. Una razón es la transición dietética. Pero la razón fundamental es el aumento del precio del petróleo, que valía 20 dólares el barril hace diez años y ahora vale 100 y va por más, ya que su abastecimiento no es seguro.
Recordemos que el petróleo hace falta para sembrar, cosechar y transportar. Producir es ahora más caro. Y lo sería mucho más si no se usaran los granos de maíz (o la caña de azúcar) para sustituir el petróleo, lo que -otra vez más- aumentaría el precio del maíz.
Por lo tanto -y mientras se sigue trabajando en el desarrollo de los biocombustibles de segunda generación (que no utlizan fuentes alimenticias como el maíz, la caña o la soja) ... ¡Dejemos tranquilo al maíz!
Vea el artículo completo en AgroLluvia (25/6/2011)
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