El hombre recordaba los “buenos tiempos” cuando a las compañías mineras que producían carbón en Welch (West Virginia) no se les prohibía verter todos los despojos de su producción en el río que tenía a sus pies. “Con las regulaciones que puso Barack Obama, ya no se puede”, se quejaba el minero sin trabajo hace tiempo, como muchos en la ciudad. A su criterio, la culpa es de las leyes ambientales del ex presidente por la destrucción de la industria y el empleo.
“¿Pero no cree que si nadie controla a las empresas el agua se puede contaminar y puede terminar enfermando a la gente, a su familia?”, fue la pregunta lógica. “No estamos para pensar en eso ahora, eso lo podemos discutir de aquí a 50 años. Ahora precisamos trabajo”.
Welch (2.000 habitantes, en medio de los Apalaches) había sido el principal exportador mundial de carbón en los años dorados del mineral, pero ahora es un espacio casi fantasma, con negocios tapiados, escuelas cerradas y calles desiertas. Allí -y en otros poblados como éste- Donald Trump entendió lo que pedían estas y otras tantas personas en los EE.UU., que creen que la precarización o falta de empleo es en buena parte consecuencia de las regulaciones (sobre todo las medioambientales).
Trump llegó a ese y a otros rincones olvidados del país y le ofreció a esa gente respuestas "sencillas" (las que querían escuchar) a un fenómeno que -sin dudas- es mucho más complejo. Les prometió volver a un pasado dorado donde el carbón y el acero volvieran a reinar, donde no existieran leyes “verdes” que limiten a los empresarios. Las energías "limpias" se dejarían para otros países o -quizás- planetas.
Trump está ahora preparándose para comenzar a cumplir sus promesas.
Preparémonos ...
REFERENCIAS UTILES:
Se apaga la defensa del medio ambiente en EEUU, publicado en diario Clarín 5/3/2017
